25/09/2015
El 82% de los CEO españoles reconoce un déficit de cualificaciones en su empresa
El ambiente que se respira en la empresa depende de multitud de factores: desde la misión empresarial hasta nuestra relación con los compañeros y superiores, pasando por factores personales. El coaching consiste en acompañar, instruir y entrenar a personas para conseguir metas específicas y desarrollar habilidades concretas. En el caso de la empresa, los objetivos suelen ser comunes o involucrar a las personas con las que trabajamos. Pero lo cierto es que esta metodología va mucho más allá y es complejo resumirla en unas pocas líneas.
Si pudiésemos definir esta técnica con una frase corta, breve, concisa e impactante diríamos que es “el arte de crecer”. Y no es para menos: el coach es capaz de sacar lo mejor de nosotros mismos, de cohesionar equipos y de ayudar a la cúpula directiva de la empresa a ser un líder sólido para lograr unos objetivos comunes.
Contar con un equipo directivo de integrad en el marco de un objetivo empresarial es un valor añadido que puede dotarnos de una ventaja competitiva como empresa. Por eso las características del coaching para este equipo de personas se caracterizan por centrarse en objetivos y ser flexibles. De hecho, sin unos objetivos que se puedan lograr aplicando creatividad para generar estrategias distintas, no seríamos capaces de aportar valor a nuestros clientes para ser un proveedor de servicios.
Por otra parte, potencia el cambio gracias al hecho de invitar a los gerentes de cada área a ser partícipes de las nuevas estrategias. Esto, a su vez, crea un ambiente de convicción para llevarlo a cabo. En este sentido, el trabajo en equipo promueve las relaciones interpersonales entre las diferentes áreas de la empresa y, con lo cual, seremos capaces de hacer enfoques sintéticos que acontenten a todos los implicados en el proceso.
Finalmente, es fundamental la capacidad de coaching para generar revisiones de las redes comunicacionales de la empresa.
Todo esto propicia que las personas aprendan a aprender contando con los demás y, a la vez, podamos reflexionar teniendo en cuenta las visiones de los demás. Y, como siempre, en equipo llevaremos a cabo acciones que nos permitirán mejorar nuestra capacidad de actuación.
Si el coaching gerencial es importante para tener a una cúpula directiva motivada y en búsqueda de los mejores resultados de la empresa. Y no es menos importante el de equipos: “un proceso de acompañamiento a un equipo de personas en la consecución de sus objetivos a través de acciones que fomentan la cooperación entre sus miembros, apoyándoles a revisar y mejorar sus relaciones, procesos de trabajo y valores”.
Lo más relevante del coaching de equipos es precisamente que sus objetivos involucran al conjunto de personas con las que se trabaja y se analiza en qué situación se encuentra como equipo de trabajo. A partir de ahí, se comienzan a alinear los valores entorno a unos objetivos empresariales y se desarrollan estrategias que permitan resolver las tensiones en el trabajo. Finalmente, lo más importante es que, entre todos, seamos capaces de definir un nuevo enfoque y sentido que nos permita conseguir la misión de una manera brillante y hacer frente a los posibles tropiezos.
Esta técnica es ideal en aquellas organizaciones que pueden mejorar sus resultados, en situaciones de fusión de empresas que dificulten el cumplimiento de objetivos o cuando la empresa ha redefinido su plan estratégico. Pero también es fundamental cuando ha habido cambios sustanciales en los diferentes equipos y ante el desafío de mejorar las interactividades relacionales.