16/10/2015
Tomar conciencia sobre las problemáticas de la población es fundamental para dar cabida a todas las personas en nuestro sistema. En este sentido, ya hablamos de la capacidad de los discapacitados hace algunas semanas en nuestro blog. En esta ocasión queremos hablar de los autistas. El autismo es un trastorno complejo del neurodesarrollo que se caracteriza por impedimentos sociales, dificultades en la comunicación y patrones de conducta estereotípicos, restringidos y repetitivos.
En Estados Unidos uno de cada 88 niños ha sido diagnosticado con un trastorno del espectro autista. En el caso de España no se dispone de datos tan específicos pero, sea como sea, lo cierto es que 1% de la población mundial tiene algún síntoma relacionado con el autismo y la tendencia sigue al alza.
La inserción laboral de los autistas, así como la de los discapacitados, no es sencilla pero, ciertamente, muestran un talento acusado en diferentes disciplinas. A sabiendas de ello, ThorkilSonne, el emperador danés, fundó Specialisterne: una empresa que quiere dar oportunidades laborales reales a personas con autismo después de un período de formación en habilidades sociales y Tecnologías de la Información. Entre los servicios de la empresa destacan las pruebas de software, de dispositivos móviles, control de calidad y procesos de datos para grandes clientes.
Sonne afirma que “desde que fundamos Specialisterne en 2004, hemos desarrollado un método único para identificar y desarrollar el potencial de las personas con autismo de alto funcionamiento y crear entornos confortables en los que puedan utilizar sus competencias únicas y su pasión por los detalles para realizar tareas de alto valor añadido para grandes compañías y entidades públicas”. Lo mejor de todo es que esta oportunidad también existe en España.
Las personas con un trastorno del espectro autista tienen grandes habilidades. Entre ellas destaca la memoria, la identificación de patrones de trabajo, la precisión, la atención a los detalles, la estructuración y la capacidad de realizar correctamente tareas repetitivas. Estas características propias, junto con su motivación y dedicación, hacen que se conviertan en capital humano de valor en sectores como la programación informática, la contabilidad o la ingeniería.
Existen estudios que ponen de manifiesto que las empresas que han contratado a personas con autismo han visto cómo el resto de la plantilla mejoraba sus habilidades comunicativas. De todo y de todos se aprende, pero si nadie rompe el hielo será imposible cambiar y mejorar.
