18 de diciembre de 2015.
Bejamin Franklin hablaba de cómo las personas puede retener nuevos conocimientos con esta frase: “Dime y lo olvido; enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. Y es una evidencia: de ahí que estén surgiendo modelos de formación basados en la experiencia como los que fomentamos desde Didactic Formacion .
En este sentido, el modelo de aprendizaje 70-20-10 pone en evidencia aspectos básicos que nos permitirán crear programas formativos con una mayor eficacia y eficiencia. Según este método, el 70% del aprendizaje de una persona a nivel profesional proviene del learning by doing: en otras palabras, de su experiencia en el puesto de trabajo. El siguiente 20% proviene del feedback con el resto del equipo y, finalmente, el 10% último viene de cursos y programas estructurados. De esta manera, sólo el 10% de la formación es dependiente de un docente y se denomina aprendizaje formal. El informal lo completan el que proviene de la experiencia y de compartir reflexiones con otros. En otras palabras, el aprendizaje informal puede ser interdependiente porque involucra a nuestros compañeros o colegas del sector o independiente porque proviene del learning by doing.
Esta teoría sobre el aprendizaje también nos trae una conclusión: cada persona es responsable de su aprendizaje y, por su parte, la organización debe ofrecer las herramientas para que el aprendizaje informal transcurra de la mejor manera posible. Porque si las personas son parte activa en el proceso formativo, las organizaciones deben favorecerlo con las herramientas y mecanismos idóneos.
La clase magistral en la que un docente hablaba sobre una materia concreta ha pasado a la historia. Sigue siendo importante que la persona que imparta la clase sea un erudito en el tema, pero, para garantizar que el tiempo de formación es efectivo, debe incorporar la posibilidad de que los alumnos participen compartiendo sus experiencias.
En este sentido, la Formación Profesional Dual se postula como una gran solución para aquellos jóvenes que se quieren incorporar al mercado laboral con un nivel de estudios considerable. Y, por otro lado, la formación continuada, que es posible gracias a los cursos bonificados, es una necesidad para las personas: independientemente del sector, la edad y el puesto de trabajo.
Las personas que se forman constantemente tienen una actitud proactiva y positiva. Además, son capaces de gestionar su capacitación digital, utilizan las nuevas tecnologías para continuar ampliando su conocimiento de forma autónoma y conocen y utilizan herramientas y recursos digitales para gestionar su aprendizaje. Además, suelen participar voluntariamente en las actividades formativas y promueven el conocimiento dentro de la organización. Finalmente, sus conocimientos y su actitud les permiten mantener una red importante de contactos profesionales.
Y las ventajas de contar con un equipo en formación continuada no terminan ahí. Son personas que consiguen ser más eficientes y que impregnan a sus compañeros con esta cultura. Así, la organización termina por estar más actualizada y es más competitiva. Finalmente, se favorece la creación de una red de aprendizaje interno y de intercambio de información que acostumbra a generar proyectos innovadores. Es por este motivo que si, además, facilitamos cursos de formación apropiados y motivadores para cada uno de nuestros stakeholders internos, conseguiremos mejorar los resultados de la empresa a medio y largo plazo.